La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias cuando el corazón bombea. Se mide mediante dos valores: la presión sistólica (cuando el corazón se contrae) y la presión diastólica (cuando el corazón se relaja entre latidos). Estos valores se expresan en milímetros de mercurio (mmHg) y se presentan como una fracción, por ejemplo 120/80 mmHg.
Según las guías europeas, los valores normales de presión arterial son inferiores a 120/80 mmHg. La hipertensión se clasifica en diferentes grados: presión arterial normal-alta (130-139/85-89 mmHg), hipertensión grado 1 (140-159/90-99 mmHg), grado 2 (160-179/100-109 mmHg) y grado 3 (≥180/≥110 mmHg).
Los principales factores de riesgo incluyen edad avanzada, antecedentes familiares, obesidad, sedentarismo, consumo excesivo de sal y alcohol, y el tabaquismo. La hipertensión arterial suele ser asintomática, pero algunos pacientes pueden experimentar:
El control regular de la presión arterial es fundamental para prevenir complicaciones cardiovasculares graves como infartos, ictus y enfermedades renales.
En España, existen varios grupos farmacológicos eficaces para el tratamiento de la hipertensión arterial, todos ellos disponibles con prescripción médica y financiados por el Sistema Nacional de Salud según las condiciones establecidas.
Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, como enalapril, lisinopril y ramipril, bloquean la formación de angiotensina II, una sustancia que estrecha los vasos sanguíneos. Son especialmente útiles en pacientes con diabetes o insuficiencia cardíaca.
Medicamentos como losartán y valsartán actúan bloqueando directamente los receptores de angiotensina II. Presentan menos efectos secundarios que los inhibidores de la ECA, especialmente en cuanto a la tos seca.
Los bloqueadores de los canales de calcio (amlodipino, nifedipino) relajan los vasos sanguíneos, mientras que los diuréticos (hidroclorotiazida, furosemida) eliminan el exceso de líquidos. Los betabloqueantes (atenolol, metoprolol) reducen la frecuencia cardíaca y la fuerza de contracción del corazón. Los principales grupos incluyen:
El enalapril es un inhibidor de la ECA ampliamente prescrito para el tratamiento de la hipertensión arterial y la insuficiencia cardíaca. La dosis inicial habitual es de 5-10 mg dos veces al día, pudiendo ajustarse según la respuesta del paciente hasta un máximo de 40 mg diarios. Se recomienda tomarlo con el estómago vacío para optimizar su absorción.
El losartán pertenece al grupo de los antagonistas del receptor de angiotensina II (ARA-II). Ofrece beneficios adicionales como la protección renal en pacientes diabéticos y presenta menor incidencia de tos seca comparado con los inhibidores de la ECA. Los efectos secundarios más frecuentes incluyen mareos, fatiga leve y ocasionalmente hiperpotasemia.
Este bloqueador de los canales de calcio actúa relajando la musculatura lisa de los vasos sanguíneos, reduciendo la resistencia vascular periférica. Su acción prolongada permite una dosificación una vez al día, típicamente entre 2.5-10 mg, proporcionando un control estable de la presión arterial durante 24 horas.
Estas combinaciones mejoran la adherencia al tratamiento y potencian el efecto antihipertensivo mediante mecanismos de acción complementarios.
Los inhibidores de la ECA pueden causar tos seca persistente en el 10-15% de los pacientes. Los bloqueadores de canales de calcio frecuentemente producen edema en tobillos y pies. Los diuréticos pueden ocasionar deshidratación, alteraciones electrolíticas y aumento de la frecuencia urinaria, especialmente durante las primeras semanas de tratamiento.
Es crucial evitar la combinación con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) que pueden reducir la eficacia antihipertensiva. Los suplementos de potasio requieren monitorización especial con inhibidores de la ECA y ARA-II. El alcohol puede potenciar el efecto hipotensor y aumentar el riesgo de mareos.
El embarazo constituye una contraindicación absoluta para inhibidores de la ECA y ARA-II. La insuficiencia renal severa, hiperpotasemia significativa y el antecedente de angioedema requieren precaución especial o contraindicación según el caso específico.
La clave del éxito en el control de la hipertensión arterial radica en mantener una adherencia estricta al tratamiento prescrito. Es fundamental tomar la medicación a la misma hora cada día para mantener niveles constantes en sangre. Utilizar pastilleros semanales o configurar alarmas en el móvil puede ayudar a recordar las tomas. Nunca suspenda o modifique la dosis de sus fármacos antihipertensivos sin consultar previamente con su médico, incluso si se siente bien, ya que la hipertensión es conocida como "el asesino silencioso" por carecer de síntomas evidentes.
Los cambios en el estilo de vida constituyen un pilar fundamental que complementa el tratamiento farmacológico. Dejar de fumar es prioritario, ya que el tabaco daña las arterias y aumenta el riesgo cardiovascular. Limite el consumo de alcohol a cantidades moderadas: máximo una copa al día para mujeres y dos para hombres. Mantener un peso saludable mediante el control de las porciones y la actividad física regular contribuye significativamente a reducir la presión arterial. Además, implementar técnicas de gestión del estrés como la meditación, yoga o ejercicios de respiración puede proporcionar beneficios adicionales.
Una alimentación adecuada es esencial para el control de la hipertensión. Priorice el consumo de frutas frescas, verduras de temporada, cereales integrales y proteínas magras como pescado, pollo sin piel y legumbres. Siga las recomendaciones de la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), que ha demostrado científicamente su eficacia. La reducción del sodio es crucial: el objetivo general es consumir menos de 2,3 gramos de sodio al día, idealmente alrededor de 1,5 gramos para personas de mayor riesgo cardiovascular.
Para reducir el sodio en su dieta:
La actividad física regular es uno de los métodos más efectivos para reducir la presión arterial de forma natural. Realice al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad moderada, como caminar a paso ligero, nadar o montar en bicicleta. Complemente esta rutina con ejercicios de fuerza muscular al menos dos veces por semana. Comience gradualmente si no está acostumbrado al ejercicio y consulte con su médico antes de iniciar cualquier programa de actividad física intensa.
La medición domiciliaria de la presión arterial proporciona información valiosa sobre el control de su hipertensión. Utilice un tensiómetro validado y siga estas recomendaciones: mida su presión arterial sentado, tras 5 minutos de reposo, con los pies apoyados en el suelo y el brazo a la altura del corazón. Tome dos lecturas con un intervalo de 1-2 minutos, tanto por la mañana como por la noche, durante varios días consecutivos. Anote todos los valores en un registro para mostrárselos a su profesional sanitario durante las consultas.
Busque atención médica urgente si presenta una presión arterial muy elevada (superior a 180/120 mmHg) acompañada de cualquiera de estos síntomas: dolor torácico intenso, dificultad respiratoria grave, confusión mental, pérdida súbita de visión, debilidad repentina en un lado del cuerpo o dolor de cabeza severo y persistente. Estos signos pueden indicar una crisis hipertensiva que requiere tratamiento médico inmediato.
No dude en consultar a su farmacéutico o médico si tiene dudas sobre su medicación antihipertensiva, incluyendo indicaciones específicas, dosificación correcta o duración del tratamiento. Es importante comunicar cualquier efecto adverso persistente que experimente, como tos seca asociada a los inhibidores de la ECA, hinchazón en tobillos y pies, mareos severos, episodios de síncope, problemas de disfunción sexual o alteraciones digestivas que puedan estar relacionadas con la medicación.
Acuda a consulta si sus lecturas domiciliarias se mantienen consistentemente elevadas a pesar de seguir correctamente el tratamiento prescrito. También es necesario revisar el tratamiento si presenta problemas de tolerancia que requieran ajustes de dosis o si está tomando nuevos medicamentos o suplementos que puedan interactuar con sus antihipertensivos.
Los farmacéuticos en España ofrecen diversos servicios especializados para pacientes con hipertensión:
Informe inmediatamente a su equipo sanitario sobre cualquier cambio significativo en su estado de salud. Es especialmente importante comunicar un embarazo, ya que muchos antihipertensivos están contraindicados durante la gestación. También notifique si desarrolla enfermedad renal, diabetes u otras condiciones médicas importantes que puedan requerir ajustes en su tratamiento antihipertensivo. La comunicación abierta y regular con sus profesionales sanitarios es fundamental para mantener un control óptimo de su presión arterial.